domingo, 10 de junio de 2012

Sin resolución

Hay cosas que preocupan de la selección uruguaya y que hay que decirlas. El romance que tiene la gente con esta selección no deja que sobre el equipo o su técnico se diga nada que no sean las trilladas, cursis y acríticas frases del estilo "Después de todas las alegrías que nos dieron no se les puede reprochar nada". Esta postura, en lugar de contribuir a mejorar la selección, generan una inercia de pensamiento y una quietud resignada que va a terminar siendo muy dañina para todos.
En primer lugar, derrumbemos un mito. El mediocampo de Uruguay no paró a nadie en estos dos partidos. Es obvio que Arevalo Rios y Perez son buenos jugadores que fueron fundamentales para lograr los éxitos pasados. Pero quedarnos con la idea de que ese funcionamiento superlativo va a ser eterno es un gran error. El ruso Perez cada vez juega menos, está lejos de la jugada, se cansa rápido y sobrecarga a Arevalo que hace lo que puede, pero a veces no alcanza. Creo que sería momento de ir trabajando un reemplazo de Perez, que podría ser perfectamente Gargano.
En segundo lugar el tema Suárez. Lo inflamos tanto, que lo único que hicimos es ponerle una mochila de piedras en la espalda, obligándolo poco más a que haga 3 golazos por partido. En estos dos partidos jugó horrible, empecinado en ganar el solo los partidos, como si todos esperasemos eso.
Otro tema. Pobre Cavani, el tipo se cansa de hacer goles en Italia y Tabarez sigue porfiado con ponerlo de volante a 50 metros del arco. Me tienen podrido con las referencias al poderio ofensivo de Uruguay. Son buenos jugadores, claro. Pero uno juega a 50 metros del arco y el otro a 40. Y si a esto le agregamos que el tercero en cuestión vive el 80 por ciento del partido en el piso o protestandole al juez, el poderio ofensivo no tiene forma de concretarse en goles.
Para el final tres cosas que me preocupan: lo bajo que anda Godin, la tremenda cantidad de pases que erramos y Palito Pereira. Sobre este último ya no entiendo lo que está pasando. No se sabe en que puesto juega, cuál es su función en el equipo (no marca, no juega, pasa mal, no se le cae una idea, casi no hace goles), ni por qué sigue siendo titular indiscutido en una selección que se da el lujo de dejar al cebolla Rodriguez en el banco.
Para el final unas buenas, Maxi Pereira y Cáceres cada vez juegan más y Ramírez entró muy bien.
Lo cierto es que no nos va a ser fácil esta eliminatoria, por el funcionamiento errático de nuestro equipo, ayudado por algunas decisiones de un técnico que arma su equipo y su táctica luego de que el técnico rival hace la suya.

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