lunes, 1 de abril de 2013

El titanic versión celeste.



Si pensábamos que al maestro Tabárez no le podían salir las cosas peor después de una doble jornada donde perdimos puntos de local y visitante estábamos equivocados. Además de la notoria falta de fútbol colectivo, individual, de los groseros errores que nos acecharon en ambos partidos se le suma lo que popularmente llamamos puterío.

Es que las declaraciones del capitán Diego Lugano encendieron la mecha  de una bomba que no va a tardar en explotar, (si ya no exploto).  Tuvo repercusiones en familiares, ex futbolistas, periodistas y la población en general, cada uno de estos actores haciendo un poco de leña de este árbol caído que es el seleccionado celeste.

En lo personal puedo compartir o no lo hecho por Lugano, pero creo que las criticas y reclamos deben hacerse en el vestuario, cara a cara. Ahí donde él cuenta como un día Darío Rodríguez se le acercó para decirle que la celeste no se tiraba al piso luego de un momento de calentura.

En esta ocasión Lugano llegó a un techo tanto dentro de la cancha como fuera de ella, por sus errores, su falta de fútbol y ética poniendo en una situación difícil uno de los pilares de los cuales el maestro hacía alarde de su período como DT de la selección que se basaba en el perfil bajo de los jugadores.

El maestro deberá hacer frente de una complicada clasificación para el Mundial Brasil 2014 y de la posible fractura de un grupo que transito por un proceso que tuvo su pico máximo entre el 4º puesto del Mundial Sudáfrica 2010 y la Copa América en Argentina 2012 pero que ahora se viene hundiendo. Solo nos quedan 5 partidos en las eliminatorias para comprobar si Tabárez confirma que el capitán es el último en abandonar el barco.